Hacerse cargo de la ruina que no es propia, hacerse cargo de un desastre, de un ideal devastado. Nos metimos en chocita de plumas, intentando articular cosas, encajar cuadros, crear un recorrido. EI ideal seguía ahí, el espacio idílico también. Inquietud por manifestar 10 que siempre hemos hecho, 10 único que sabemos hacer, con una extraña libertad que por fin ponía en cuestión el sentido de todo esto. Queriendo que fuese habitable, aun no sabiendo bien para quiénes. Piedra, tabla y la rajadura, tierra, vidrio y agua, como superficie que deja un tsunami. Entonces cada material y forma ya no tenía intimidad, y en cada cuarto penetraban las miradas de tres salas más allá. Las cosas no tienen intimidad ¿o sí? Tenemos complejo de insecto, de animal. Buscamos la la llama de encendedor, orientación como polillas perdidas. Rodéate y rodéala. Muge, vístete, comparte, vende, ármate, pisa, …es lo único que sabemos hacer.

Texto curatorial de Isidora Miller

Registro fotográfico por Marcelo Cruzat